Los perros de compañía tienen genes alterados que los hacen más amigables que los lobos, según demuestra un nuevo estudio.
Diferencia entre perros y lobos
Los investigadores compararon 18 perros domésticos seleccionados al azar con 10 lobos que habían estado en cautividad durante mucho tiempo y se habían vuelto mansos y relativamente amistosos con los humanos. Una de las pruebas que utilizaron fue una evaluación muy sencilla para determinar el grado de amistad de los perros y los lobos. Durante la prueba, un extraño o una persona conocida por el animal se sentaba en silencio; se observaba el comportamiento de los perros o lobos hacia esa persona. Los perros mostraron casi el doble de amabilidad, pasando el 63% de su tiempo rondando a un metro de una persona conocida. Los lobos solo pasaron el 35%. Cuando se les presentaba un desconocido, los resultados eran similares. Los perros pasaban casi el doble de tiempo que los lobos siendo amistosos (53% para los perros frente al 28% para los lobos).
A los perros y a los lobos también se les encomendó una tarea de resolución de problemas en la que debían averiguar cómo quitar la tapa de una caja que contenía una salchicha como recompensa. En este caso, la sociabilidad de los perros demostró ser un perjuicio, ya que pasaron una parte significativamente mayor de los dos minutos que se les dio para completar la tarea mirando al humano. Por ello, sólo dos de los 18 perros resolvieron el problema. Los lobos, sin embargo, no se distrajeron con comportamientos sociales o intentos mal dirigidos de interacción amistosa, y se pusieron a trabajar inmediatamente. Así, nueve de los 10 lobos resolvieron el problema. Una característica interesante es que las personas con síndrome de Williams-Beuren también muestran una falta de persistencia en las pruebas cognitivas, quizá debido a la misma distracción social.
Lo que dice el ADN
Una vez confirmadas las diferencias de comportamiento en la sociabilidad entre perros y lobos, el equipo tenía que comprobar si las diferencias genéticas esperadas también estaban presentes. Para ello, se tomaron muestras de ADN tanto de los perros como de los lobos para su análisis. Observando las secciones seleccionadas de los cromosomas, los investigadores descubrieron que el ADN variaba mucho en los perros y, en menor medida, en los lobos, al menos en cuanto a las partes insertadas, eliminadas o duplicadas.
Las personas con síndrome de Williams-Beuren también muestran una gran variación en la región crítica del cromosoma, y se cree que el grado de variación afecta a la gravedad de la enfermedad y a su impacto en la personalidad de la persona. Esto también parece ser cierto en los lobos y los perros.
Los perros hipersociales y amistosos tenían más alteraciones del ADN en las regiones pertinentes que los lobos más distantes. En concreto, las alteraciones más significativas se encontraban en el gen asociado a una proteína llamada GTF21 (que a su vez regula la actividad de otros genes). Los niveles más altos de alteración en esa región crítica del cromosoma se asociaron con los perros más sociales. Una relativa ausencia de cambios en ese gen parece conducir a un comportamiento distante y distanciado que solemos asociar con los lobos.
Otros estudios
En una investigación más reciente, estos investigadores examinaron el código genético de 298 caninos domésticos y salvajes. Uno de los comportamientos característicos de los cánidos salvajes, como los lobos o los chacales, es que son xenófobos. Este es el término técnico para referirse al miedo a los extraños, lo que significa que los caninos salvajes se asustan o desconfían cuando se encuentran con personas, y por ello tienden a intentar evitarlas. Esto es, por supuesto, exactamente lo contrario de lo que vemos en nuestros perros. Este equipo de investigación ofreció la idea de que durante el proceso de domesticación, como queríamos que los perros fueran sociables y accesibles, criamos sistemáticamente animales que tienen las mutaciones genéticas que predisponen a los perros a ser anormalmente amistosos.