Unos cuantos datos sobre las neoplasias tiroideas
Las neoplasias tiroideas son poco frecuentes en perros. Representan el 2% de todos los tumores caninos. La mayoría de los tumores tiroideos son subclínicos y corresponden a adenomas, por lo que cuando son crecimientos detectables suelen ser malignos.
Sobre todo aparecen en avanzada edad y solo el 60% de los pacientes tiene afección bilateral. El 80% de estos pacientes acaban desarrollando metástasis.
Cómo nos damos cuenta que nuestra mascota tiene una neoplasia tiroidea?
La presencia de una o dos masas en la zona cervical caudal es muy significativa de neoplasia de la glándula riroides.
Los perros que tienen un crecimiento tiroideo evidente pueden manifestar pérdida de peso, polifagia, atrofia muscular, poliuria y polidipsia.
¿Cómo llegamos a un diagnóstico en estos casos?
El diagnóstico de las masas tiroideas se realiza mediante estudios citológicos (aunque muchas veces es complicado por la hemodilución de la muestra), ecografía, TAC y biopsias (estas presentan riesgo de hemorragia pues los tumores tiroideos malignos tiene una elevada densidad vascular).
¿Cómo tratamos los tumores tiroideos?
La mayoría de tumores tiroideos malignos corresponden a carcinomas. El tratamiento en estos casos depende del tamaño de la masa, extensión de la invasión, movilidad de la misma, enfermedad macroscópica metastática y la concurrencia con síntomas de tirotoxicosis.
Idealmente el tratamiento de elección es la escisión quirúrgica del mismo, pero solo se puede hacer cuando el tumor se mueve libremente y no afecta a estructuras adyacentes.
Los carcinomas tiroideos no operables se pueden manejar con radioterapia. La quimioterapia con doxorrubicina o cisplatino muestra en casi un 50% de casos la reducción del volumen de la masa a la mitad.